No hay nada como el pan recién hecho. Y más si hablamos de un pan comprado en una panadería-pastelería artesana, elaborado con el saber hacer de los panaderos de siempre; con esa miga y olor tan característicos. Pero por desgracia, con el paso de las horas, el pan va endureciendo y perdiendo sus propiedades. Por eso es tan importante saber cómo conservar el pan y que éste aguante el mayor tiempo posible como recién hecho.
Conservar el pan para que aguante de un día para otro
Si no puedes ir a comprar pan a diario, pero te encanta la textura del pan recién hecho, tienes dos opciones: Congelarlo, o intentar conservarlo en las mejores condiciones posibles.
Lo primero será comprar un pan de calidad, o intentar hacerlo en casa. Ya que un pan de mala calidad se pondrá duro antes.
La mejor forma de conservan el pan de un día para otro es guardarlo en barra a temperatura ambiente, en un lugar seco en el que no le de el sol. Para que no se reseque más de la cuenta, puede guardarse en una bolsa de papel o tela, o en una panera de madera. Ya que estos materiales permiten que el pan respire y conserve su humedad.
Si se opta por un saco para pan, es importante que éste no se lave con detergentes perfumados para no alterar el sabor del pan.
Los panes de mayor tamaño suelen tener una corteza más resistente, que retiene mejor la humedad de la miga, así que son la mejor opción para cuando se quiere conservar el pan de un día para otro.
Si al día siguiente el pan está duro y reseco, o por el contrario demasiado blando, un truco para revivirlo es humidificar levemente la costra y hornearlo a unos 70ºC unos minutos. Cuidado con pasarte y acabar convirtiéndolo en una piedra de carbón.
Otro truco si se utiliza un saco para guardar el pan de un día de otro es meter dentro una rama de apio o un trozo de patata. Esto ayuda a conservar y rehidratar la textura crujiente del pan.
El pan, mejor fuera de la nevera
A veces pensamos que todos los alimentos se conservan mejor en la nevera, sobre todo en verano. Sin embargo, en casos como el pan, el frío y la humedad de la nevera se convierten en sus peores enemigos. Ya que el frío acelera la descomposición del pan y favorece la aparición de moho.
El único pan que no sufrirá este problema en la nevera es el de molde.
En cambio, la congelación si es una muy buena opción para conservar ese pan que nos ha sobrado o que queremos aprovechar en otro momento casi como si estuviese recién hecho.
Para que la congelación no dañe el pan, lo ideal es utilizar bolsas de plástico herméticas, y puede guardarse tanto troceado, para conservar sólo una parte cuando lo necesitemos, o entero. En cuanto a su descongelación, mejor hacerlo al natural, sin utilizar el microondas o el horno.
Si no queda más remedio de utilizar el microondas, se deberá introducir envuelto en papel absorbente.
No olvides que un pan que ya ha sido congelado, no puede volverse a congelar.
¿Qué hacer con un pan duro?
Si no hay forma de revivir el pan, ¡no te preocupes! Un pan un poco más duro de lo normal es perfecto para hacer tostadas o utilizarlo como tosta para acompañar deliciosos aperitivos.
El pan de días anteriores también es ideal para hacer salmorejo o gazpacho con pan; otra opción es utilizar el pan del día anterior, o de hace varios días, para hacer pan rallado en casa. Éste será perfecto para rebozar fritos y conseguir un toque más crujiente en las frituras.